A veces no sé si entiendo lo que dice, si interpreto sus palabras. Creo que sí. Aunque en algunos momentos siento que lo subestiman, no quiero hacerlo. Y no lo voy a hacer. Pero, ¿lo hago?
Ya no llevo la cuenta de cuantas veces le cambie el pañal, ahora es todo un hombre. Aprendió a cambiárselos a su hermana, tan chiquita. Su hermana que también es la mía.
El es transparente, es puro. Si le hablas de mentir, nunca lo hizo. Creo.
A Benjamín le cuestan algunas cosas, algunos días muchas. Se levanta de buen humor cuando sabe que no va al colegio, claro al mediodía a todos nos gusta despertarnos. Si hace frio y esta por llover, mejor no ir al colegio. No vaya a ser cosa que llueva y después se enferme.
No se detiene para ver que hace y que no, simplemente hace. Resulta más fácil decir: “no me sale”, “no puedo”, “no sé hacerlo”, pasa todos los días. Negarse a probar, a intentar, suele ocurrir bastante seguido.
Detrás de ese cuerpo flaquito, de ese color rosado en su cara, dentro de su cabeza, de su mente, ¿Qué es lo que piensa? ¿Se ve igual, se siente igual? ¿Qué siente cuando sabe que algunas cosas no le salen o no las hace? ¿Notara eso?
Benjamín sabe leer, no muy de corrido, algo lee. Se excusa, “esas letras son muy chiquitas”. Escribe cada día más, pero no tanto, no practica mucho en casa. Es bastante vago. Si no fuese así sé que hay cosas que le saldrían mejor. Compitiendo un libro vs play station, se sabe el ganador.
Se nubla. Se traba. Retoma una o dos veces. Vuelve a empezar, no siempre hasta que le sale. Debería intentarlo de nuevo, una vez más, pienso yo.
Se lo digo, a veces bien otras no. Tendría que esforzarse más. ¿Pero podrá? ¿Cuál es su límite? ¿Existe un límite?
-¿Que letra sigue?
-No sé, pronuncialo de nuevo y te va a salir, pensalo vos.
- No me sale.
Así es como puede empezar una pelea entre hermanos.El que no se esfuerza no llega a ningún lado.
En alguna ocasión escuche por ahí, sin grandes sacrificios no existen grandes triunfos. Querer crecer es parte de esto también. Reintentar hasta el cansancio, para poder decir “yo puedo”. ¿Qué hace falta para lograrlo? Esfuerzo. Lo que se le pide todo el tiempo.
Cada día me detengo y reflexiono ¿a caso Benja ya no se esfuerza demasiado? ¿No lucha con las diferencias que trae consigo? ¿No le estaré pidiendo de mas y será por eso que se nubla? ¿Hasta dónde el seguir aprendiendo corre por su cuenta? Es una incertidumbre, no sé si alguna vez me sacaré esa duda.
Benjamín es una caja de sorpresas. Llena de alegría, de vida, de entusiasmo.
En su mundo prevalece el juego, que es sinónimo de diversión y él quiere divertirse todos los días, a cada hora.
Es un enamorado del amor, quiere su novia, y lucha por conseguirla.
Proyecta, cree. Se imagina, casado y con hijos. Con una casa y su auto. El año que viene quiere votar. Controversias, sentimientos encontrados. Es difícil lidiar todos los días con esas cosas…pero, puede ser así.
Y pensar que en el 92, a penas nació los médicos les decían a mis papas que no se preocupen. Lo que tenía en la cara era un hemangioma muy extendido, pero que al no tener relieve no debería tener ninguna importancia, salvo el tema estético. Muy probablemente le iba a desaparecer con el tiempo y después tendrían que acudir al dermatólogo de cabecera.
A los seis meses, ya operado una vez, con la enfermedad diagnosticada, sabiendo que es un trastorno poco común presente al nacer y que un niño con esta afección tendrá una marca de nacimiento conocida como hemangioma plano (usualmente en la cara) y problemas neurológicos. Se caracteriza fundamentalmente por angiomas en diferentes localizaciones, calcificaciones cerebrales, crisis epilépticas y glaucoma (aumento anormal de la presión intraocular.
Esta enfermedad es una de las catalogadas como raras, es decir, que afecta a 3 cada 1.000 ciudadanos.
¿Todo eso tiene Benjamín?
Pero ¡Atención!, un error de cálculos: Les dijeron que muy probablemente “quede un vegetal”, llegado el caso en que pueda hablar no va a decir más de tres palabras seguidas, y que, eso sí, definitivamente no camine…entre otras cosas.
Hoy lo miro y sonrío.
Que poco se sabe del cerebro. Es un área que a veces ni los profesionales se animan a tocar. Es cambiante. Es otra caja de sorpresas.
Tengo como hermano a un vegetal. Que camina. Que hace monólogos. Que se expresa. Y se queja, se queja mucho. Creo que por eso le exijo. Quiero que deje de quejarse. No es tan sencillo, lo sé. En su interior y en una parte entiende la diferencia. Su diferencia con los demás.
Dentro suyo convive una pelea constante con el mismo. ¿Que está bien? ¿Qué está mal? No se sabe.
¿Hasta dónde pueden llegar los límites de la mente cuando el campo de batalla está lleno de obstáculos?
Benjamín es impaciente. Quiere aprender. Benjamín se altera. Y quiere hablar. A Benjamín lo escuchan, pero no siempre sabe que decir. Benjamín sueña, cree, lucha.
Benjamín vive en mi casa y me está saludando para dormir. Para irse a soñar en que puede. Mañana se va a despertar y va a poder.